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Y que bien - Historias

Como todos los viernes mi marido llego borracho pero esta vez lo acompañaba uno de sus amigos cosa que me molesto mas aun, me presento con él, Saul es mi nombre señora y estoy a sus ordenes Saul no tenia aliento alcohólico cosa que me extraño, los amigos de mi marido son bebidores, Roberto mi marido lo invito a cenar el no quería dar molestias quería irse, Roberto se empezó a poner pesado, Saul me pidió disculpas y se quedo a cenar, Roberto seguía bebiendo ya estaba muy pesado insistía que bailara con su amigo.

De mala gana aceptamos bailar no queríamos que se pusiera bravo. Bailar con Saul fue agradable además de bailar bien el estar cerca de un hombre que no olía a alcohol me agrado.

Saul empezó a ir todos los viernes, acompañaba a Roberto para que no se metiera en los bares, ese seria el quinto viernes que iría, no se porque pero me emocionaba estaba como cuando mi primer cita, me puse una blusa con un escote muy provocativo y una falda que sin ser mini si era corta, brassier de media copa y tanga, por fin llegaron se me hizo eterna la espera.

Roberto ya venia bebido como de costumbre traía dos botellas de ron quería seguir bebiendo, le ofrecí café a Saul estaba sentado frente a Roberto, los ojos de Saul se clavaron en mis pechos al inclinarme para servir el escote de mi blusa le permitía ver todo.

"Estas preciosa me dijo en voz baja", yo sonreí y me retire, le empecé a servir las copas a Roberto bien cargadas quería que se quedara dormido quería hablar con Saul sin que nos molestara, "¿más café?" "Si pero sirve despacio quiero ver tus ojos con más detalle", ya en su pantalón se marcaba su erección, "¿que también los quieres ver?" "Lo mejor que se pueda" "espera y los verás bien", me fui a mí habitación y me quite el brassier, yo también estaba excitada ya sentía una ligera humedad en mi vagina, mis pezones ya estaban erectos, al inclinarme de nuevo en voz baja le dije así "los puedes ver bien que te parecen", dio un gran suspiro, "son hermosos".

Esta vez no necesitamos que Roberto nos pidiera que bailáramos ya no se daba cuenta de lo que pasaba estaba ahogado de borracho, la música era suave recargue mi cuerpo en el de Saul, empecé a frotar mi pubis con su pene, lo acomodaba entre mis labios la tela de nuestra ropa no era suficiente para no sentirnos la pieza termino yo levante la cara para verlo a los ojos, sin decir nada me dio un ligero beso en la boca, entre abrió mis labios dio una ligera mordida en mi labio inferior, mi cuerpo se estremeció nunca me habían besado así, fue el principio de una noche llena de placer.

Después de besarnos por un rato de que nuestras lenguas se buscaran frenéticamente, empezó a besar mi cuello, fue soltando los botones de mi blusa, mis tetas quedaron libres empezó a besar mis pezones los besos los alternaba en los dos, chupo mis pezones arrancándome gemidos de placer, se separo de mi para apagar las luces no quería miradas indiscretas.

Ya no le importaba Roberto el estaba ahí tirado en un sillón no despertaría en toda la noche, no quiso ir a mi habitación la idea de tener sexo frente a Roberto lo excitaba más a mi tampoco me importaba y me excitaba mucho, se arrodillo frente a mi saco mi falda me empezó a besar el vientre, no quito mi tanga, beso todo mi cuerpo no dejo nada sin besar pero lo que no había tocado era mi vagina, lo que ya me tenia super excitada mi cuerpo vibraba de placer, la humedad en mi vagina ya era abundante, hasta mi nariz llegaba el dulce aroma de mi sexo, lentamente fue bajando mi pequeña tanga no tenia prisa por quitarla una vez que la tuvo fuera con sus dedos y con mucha delicadeza fue quitando mi vello pubico de entre mis labios vaginales empezó a pasar su lengua por toda mi vagina, mis piernas empezaron a temblar por la excitación y el cansancio el lo noto y me sentó siguió con sus lamidas en mi vagina al sentir que su lengua entraba no pude evitar dar un fuerte gemido el placer que sentí me produjo un orgasmo mis jugos mojaron su boca lentamente los empezó chupar se los trago, mi vagina ya reclamaba algo más grande y duro.

Me levante y lo senté a el ahora me tocaba a mi mamar su pene, nunca lo había hecho pero no creí que fuera impedimento, una cristalina gota de liquido ya estaba en su glande la quite con mi lengua su sabor agridulce me estremeció su sabor aumento mi excitación, metí su pene en mi boca lo chupe como posesa ya no pude aguantar más me senté sobre sus piernas acomode su pene en mi vagina y me deje caer se fue al fondo sin ninguna dificultad la cantidad de liquido lubricante que salía de mi vagina hizo que resbalara libremente, su pene toco el cuello de mi útero, los gemidos que salían de mi garganta no trataba de acallarlos no me importaba gritar, subía y bajaba de su pene era la primera ve que me sentía mujer plena mi vagina estaba llena con su pene, nuestro movimientos se prolongaron por espacio de casi media hora, ya nuestros cuerpos estaban cubiertos de sudor, gemíamos y gritábamos sentí como un potente chorro de semen broto de el se había venido la tibieza de su semen aunado a sus potentes embestidas me provocaron un segundo orgasmo, mi liquido sentí que salía se lo más profundo de mi ser solté un gran gemido no me importaba que lo escuchara todo el mundo, era la primera vez que en realidad sabia lo que era el sexo, lo nuestro ni había sido una cogida nada más, era un coito de amor de esa relación tengo un bonito recuerdo que tiene nombre.

De esta primera relación ya hace 8 años y cada vez que puedo tengo sexo con él.

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